Publicado el 08-05-2024 en UCC
“Esquiú nos sigue invitando a la unidad”
Para Fray Emilio Andrada, superior de la Orden franciscana en Argentina y Paraguay, el legado del Beato es la unidad que todavía no vemos concretada.
Con motivo del II Congreso Académico Beato Mamerto Esquiú, que se realiza en estos días en nuestra Universidad, entrevistamos a Fray Emilio Andrada OFM, superior de la Provincia Franciscana de la Asunción de la Santísima Virgen del Río de la Plata. Le preguntamos acerca del mensaje o el legado de Esquiú para los argentinos de nuestro tiempo; sobre el espíritu con el cual el ahora Beato afrontó los desafíos temporales; y acerca del vínculo que tuvo con la educación quien fue obispo de Córdoba reconocido como “el orador de la Constitución” por el impulso que le dio a nuestra primera carta magna.
En su discernimiento, ¿cuál le parece que es el “mensaje”, el “encargo” o el “legado” que Esquiú tiene hoy para los argentinos en general, y para la Iglesia, en particular?
Un legado que, sin duda, ha dejado el Beato Esquiú para los argentinos de hoy, es el de la necesaria unidad, para que haya paz, hermandad y progreso. Un legado que aún no vemos realizado y que sigue siendo un logro pendiente de esta y futuras generaciones. Se dice que, si estuviéramos unidos, rápidamente nuestro país vería solucionados muchísimos problemas que hoy nos angustian: lo económico, lo social, las fuentes de trabajo, la seguridad, y tantos aspectos más. Pero también se advierte en su prédica, en sus cartas pastorales que, cuando lo hace, lo hace desde su lugar de fraile franciscano y sacerdote. Y en ello, de obra y de palabra, exhorta a algo que hoy llamamos “el bien común”, y que para el pueblo simple es la solidaridad, valor que sí está presente, especialmente entre los de más humilde condición. Es constante su llamado a la práctica de la caridad y la atención a los más necesitados, dando ejemplo con su vida austera y su delicada atención a los pobres de su tiempo. Por otro lado, para el hoy, en el que se ha levantado la bandera de la libertad, incluso como condición de un cambio de cultura, Esquiú nos dice que sí, que la libertad es una facultad propia de la persona y condición necesaria para que las naciones alcancen su progreso y realización, pero sin disminuir la dignidad de las personas, procurando que nadie quede excluido y se contemple la existencia y situación de los más débiles.
-¿Y cuál es mensaje para la Iglesia, para las instituciones eclesiales y para las y los creyentes?
-A la Iglesia de nuestro tiempo, Esquiú le dice que tenga siempre presente el valor de la Palabra. El Beato Esquiú ha sido alguien detrás del cual siempre estuvo, como criterio de discernimiento, la Palabra revelada. También le fue esencial, en su modo de hacer pastoral, el respeto de lo ritual y los sacramentos, con centralidad en la Eucaristía, como así también su devoción a la Virgen María y a los santos.
-¿Cuáles fueron las grandes preocupaciones “temporales” de Esquiú, y con qué espíritu las afrontó durante su vida?
-Su principal preocupación temporal fue, como se ha dicho, la necesaria unidad de los argentinos. Para lo cual comprometió su persona y capacidad, interviniendo tanto cuanto pudo y convenía. Sobran los ejemplos, pero se destacan su homilía por la Constitución y su preocupación de proveer de una constitución cristiana a su Provincia de Catamarca. Pero también le preocupaba, ya más en cuanto religioso y sacerdote, la inmensa cantidad de personas que no habían recibido aún debida noticia del Evangelio y la consecuente recepción del Bautismo y la formación para los demás sacramentos y la vida cristiana. Quizás en esto tuvo mucho que ver su partida a Tarija (Bolivia), para integrarse allí en la comunidad misionera durante muchos años. De hecho, aún se recuerda su paso por allí y se le tiene devoción. También tuvo preocupación por la Iglesia universal, y de nuestra tierra, por los católicos del mundo y de nuestra patria. En una carta a su hermana menor expresa su preocupación por la “falta de conformidad entre la vida y la fe en la casi totalidad de los católicos en el mundo”. Y así, exhortaba a “vivir, hoy más que nunca como un verdadero discípulo de Jesucristo y trabajar siempre en la propia santificación”. Sólo así, decía, será vencida “la impiedad triunfante”. De hecho, el lema del II Congreso Académico Beato Mamerto Esquiú, tiene relación con eso: “La piedad es útil para todo; porque encierra una promesa de Vida para el presente y para el futuro” (1 Tim 4,8).
-¿Qué valor tuvo la Educación para Esquiú, en su tiempo, y tiene hoy para la orden franciscana?
-Cabe destacar que Esquiú fue docente desde muy joven. Si bien sus maestros fueron excelentes, su juventud debió influir en dar un talante diferente a su modo de ejercer la docencia. Uno de valores que propiciaba, era la participación activa del alumno en el proceso de enseñanza – aprendizaje, favoreciendo la experiencia concreta. Además, en su aporte para la redacción de la constitución de su Provincia, la educación de todos los niños era un mandato ineludible, obligando a los padres a enviarlos a las escuelas y a los gobiernos facilitar la educación. La Orden franciscana de hoy, siente siempre el llamado a una mayor fidelidad en el ámbito de la educación, procurando que sus escuelas sean centros evangelizadores y de difusión de la espiritualidad franciscana. Ya desde los orígenes de la presencia de los franciscanos en América latina son muchas las escuelas que se han fundado, entre ellas muchas aquí en Argentina; de hecho, de las primeras órdenes (Menores, Capuchinos y Conventuales) son más de cuarenta, y a ello hay que sumar las escuelas de las numerosas congregaciones femeninas de espiritualidad franciscana. Por eso, cada año, tienen mucha repercusión los Congresos Educativos de la Familia Franciscana, a la que asisten docentes y directivos de toda Argentina. Todavía nos falta encontrar un ideario común que les dé a todos los centros educativos franciscanos una impronta similar. Sería un hermoso aporte a la soñada unidad que el Beato Esquiú predicaba.
-¿Por qué es necesario un “Congreso Académico” sobre Esquiú como el que se realizará esta semana en nuestra Universidad?
-La propuesta de un nuevo Congreso Académico en Córdoba sobre Esquiú surgió como necesidad y conveniencia de ampliar el horizonte de su devoción que es fuerte en Catamarca y todo el noroeste argentino, pero no tanto en nuestra querida Córdoba, donde descansan sus restos, en la Catedral, con el deseo de ampliar el conocimiento y devoción de nuestro Beato. Por otro lado, ante una personalidad tan rica, que ofrece diferentes frentes para profundizar su pensamiento y acción, siempre hay motivos para reunirse y compartirlos. Así, habrá quienes desarrollen el amplio espectro de su abordaje biográfico, su importancia en el magisterio argentino, su vertiente filosófica, incluso habrá una presentación de su ubicación dentro de lo que hoy llamamos una “ecología integral”. Un investigador de la Biblioteca y Archivo de Tarija, nos ilustrará sobre la renovación de la acción misionera franciscana en la época en que Esquiú estuvo allí; se hablará sobre cómo ve él la relación fe – ciencia; el tema de la piedad, tan importante para él. Incluso podremos conocer más íntimamente la dimensión humana y cristiana de Esquiú a través del análisis de cartas escritas a su hermano Odorico, algo inédito hasta hoy. Finalmente, también podremos disfrutar de una obra de teatro titulada “El latir de los valles” a cargo del grupo de Teatro “Laudato Sí”. En fin, sobran motivos para estar atentos y aprovechar estos días para nutrirse del testimonio de vida y los escritos del Beato Obispo de Córdoba, Fray Mamerto Esquiú. Ponemos todo en las manos del Señor Jesús, y de María su Madre, a quienes Esquiú siempre tuvo presentes y con quienes siempre quiso poder vivir eternamente.